El nombre procede del italiano tarentola y alude a la ciudad de Tarento (en italiano, Taranto), en Apulia, región italiana meridional en cuyo clima mediterráneo seco son abundantes las arañas de la especie Lycosa tarantula. Su popularidad tiene que ver con el efecto supuestamente mortal de su picadura, que en realidad no es tan grave como la de un par de arañas más pequeñas, Loxosceles rufescens y Latrodectus tredecimguttatus (viuda negra), que también se encuentran en la región. Se suponía que una agitación constante como la que produce la picadura (tarantismo) era, a la vez, la forma apropiada de combatir sus efectos y se dio en llamar tarantela a cierta danza, cuyo ritmo veloz imita esos movimientos. Se atribuía a Pirro, rey del Epiro, haber importado la araña desde su país de origen (en el norte de Grecia) como una forma de guerra biológica en su contienda con los romanos.
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